TATIANA BILBAO
Conocer el trabajo de Tatiana Bilbao fue un recordatorio de que la arquitectura no tiene que ser ostentosa para ser poderosa. Ella diseña pensando en las personas, en cómo viven, sienten y se relacionan con su entorno.
Lo que más me inspira de su obra es su compromiso con lo social. Ha creado desde casas de bajo costo hasta museos y edificios culturales, siempre buscando que la arquitectura sea accesible, humana y conectada con la realidad de México.
Sus proyectos combinan lo contemporáneo con lo local: materiales sencillos, formas claras, respeto por el paisaje. No busca impresionar con lujos, sino con honestidad y sensibilidad.
MASTER PLAN DE SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS
Máster Plan de San Cristóbal de las Casas, entendí que planear una ciudad va mucho más allá de trazar calles o construir edificios. Es imaginar cómo queremos vivir, respetando el entorno, la cultura y a la gente que ya habita ese lugar.
Este proyecto no buscaba imponer una visión moderna, sino escuchar al territorio. Desde lo ecológico hasta lo social, todo está pensado para que el crecimiento de la ciudad sea armónico y justo. Se trata de cuidar el agua, conservar las montañas, valorar la diversidad cultural y garantizar espacios públicos dignos.
Lo que más me marcó fue ver cómo la arquitectura y el urbanismo pueden ser herramientas de equilibrio, no solo de expansión. En un mundo donde muchas ciudades crecen sin control, este tipo de propuestas nos recuerdan que otro desarrollo sí es posible.
Para mí, este Máster Plan es un ejemplo de cómo el diseño urbano puede mirar hacia el futuro sin olvidar las raíces.
PEDRO RAMIREZ VAZQUEZ
Él fue uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX en México. Su obra está en todos lados, aunque a veces no lo sepamos.
Diseñó espacios icónicos como el Museo Nacional de Antropología, el Estadio Azteca y la Basílica de Guadalupe. Cada uno muy distinto, pero con algo en común: pensados para millones de personas, con un profundo sentido cultural y social.
Lo que más me impacta de Ramírez Vázquez es su capacidad para combinar modernidad con identidad mexicana. No copiaba estilos de fuera, sino que interpretaba lo nuestro de una forma actual, funcional y monumental.
Para mí, fue más que un arquitecto: fue un constructor de símbolos. Su trabajo ayudó a definir cómo se ve y se vive México en el espacio público.
MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGIA
Diseñado por Pedro Ramírez Vázquez en 1964, el museo no solo resguarda piezas arqueológicas: es una obra arquitectónica monumental. Su estilo combina el modernismo funcionalista con una fuerte carga simbólica y cultural. Es decir, es moderno en su estructura limpio, racional, concreto pero lleno de elementos que evocan nuestras raíces.
El patio central, con su famoso paraguas de concreto sostenido por una sola columna, no solo impresiona por su ingeniería, sino por su simbolismo: una lluvia constante de conocimiento que cae sobre todos por igual.